20.2.11

80. Domingo.

Estaba sentada en la mesa. El mantel seguía teniendo migajas del pan que acababa de comer.

Toma, mi amor” su madre le da una taza de café con leche. Una cucharilla de metal se hunde en el líquido y ella, con la nariz pegada al borde, oliendo el café, empieza a remover el café.

De fondo suena el reproductor de sonido, con una canción que no ha escuchado en siete años.
Bebe el café despacio y empieza a pensar.

¿Qué haré después? Podría ponerme a escribir, esta escena es un tanto dramática.

Toma tres sorbos del café y mira hacia el frente. Un mueble de madera con una vasija de plata encima, tiene un aspecto medieval.

En la pared hay tres cuadros que pinto su madre, están un poco de lado y de repente empiezan a moverse. Las imágenes se salen de los cuadros y vuelven a su lugar. Mira hacia otro lado y los cuadros se encuentran firmes.

Suelta una sonora carcajada y termina su café.

Afuera los vecinos hablan, y la hija de uno de ellos juega con su perro. Tiene deseos de agarrar el perro y encerrarlo en el patio, ese es su perro, de ella nadie más.
Se pone la cucharilla en la boca y agarra la taza, la lleva a donde están los platos sucios y lo deja ahí.

Tengo que hacer tarea, mierda” susurra y sube las escaleras.

Se sienta en el ultimo escalón y se acuesta en el suelo mira hacia al techo y quiere que le caiga encima.

¿Y si de verdad sucediera? Que me caiga toda esta mierda encima y nadie se diera cuenta. Suben y ven mi mano salir de todos los escombros, así como una película.

Se arrastra hacia su cuarto y cierra la puerta con el pie, ve el calendario.

Que ganas de ponerme a pintar, mancharme toda y quedarme pintada de color naranja para siempre.

Se pone a pensar sobre los relatos eróticos que leyó en la mañana y se para del suelo. Camina hacia abajo y se sienta en una de las mesas de la cocina.

Se levanta y va hacia el sofá. Se acuesta. Cierra los ojos, le pica la pierna y se rasca.

Se levanta y abre la puerta, puede a ver a todos los adultos conversar.

Cierra la puerta.

Aguanta el aire.

Uno dos tres.

Suelta el aire.

Se convierte en mariposa y vuela hacia el sueño.

12.2.11

79. No rima, pero ¿Qué más da?

Insignificante belleza de los sueños en los que lloro,
Que me hacen querer estar dentro de una lagrima
Caigo y me resbalo, me inundo en un poro
Llego a la cima y me doy cuenta que ya nada rima.