17.12.11

Llovía.

No se percibía,

puede que ni entendían.

Porque dormían

Y tal vez no comían,

pero sí bebían

Y cuando decían

que cuando llovía

era cuando la gente sonreía

Agradecían.

Porque sería la última vez que sentirían

Y ellos nunca sentían

Eran unos sin vida

Y aún así...

Llovía.

7.12.11

Solía odiar a todo el mundo.

Solía querer estar sola.

Solía quedarme despierta en las noches,

en las madrugadas, en el día;

por el simple hecho de no querer ser como los demás.

Porque odiaba a los demás,

odiaba a todo el mundo.

Hasta que un día me detuve en seco

y me reí de mi misma, incluso hasta lloré un poco

Y empecé a amarlos a todos

No por una razón específica

Sino por la simple dicha de amar

Porque me di cuenta que

Cuando comienzas a amar

también comienzas a ser amado.

2.12.11

100. El número cien.

Las cien entradas enumeradas fueron como los nueve meses del embarazo.
En cada entrada algo nuevo sucedía: intentos de poemas, relatos, quejas, mandar a la mierda personas, escribir sobre lo que nunca pensé que escribiría. Contar una historia que ha parecido infinita, pero que hoy me he dado cuenta que apenas comienza.

No dejaremos atrás los (intentos de) poemas, quejas, relatos o las mandadas a la mierda; no, la realidad es que puede que todo cambie o permanezca igual. Pero estas cien entradas fueron una meta, algo que cumplir, algo que terminar.

Será extraño no enumerar las entradas, pero haremos el intento a acostumbrarnos.

Y como no queda nada que decir, los dejamos con fotos de mi jeta:


Gracias, y buenas noches.


99. Palabras.




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