25.9.10

39. Insomnio a las 3 de la madrugada.

Mis ojos están cansados.
Mi cara está destrozada por el insomnio.
Las ojeras estás presentes, no importa a donde vaya.

Y estoy cansada.
Estoy destrozada.
La soledad me hace compañía, no importa a donde vaya.

Me cansé de todas las personas.
Quiero conocer gente nueva.
Quiero estar en otro lugar.
Quiero no tener la necesidad de creer en algo en que,
obviamente, presente no está.

Los dedos de la muchedumbre me agarran y me estrujan.
Me arrastran y me abren desde adentro para saber
en qué estoy pensando.

Quejándome no gano nada.
Pero las ganas de hacer algo al respecto no llegan.

24.9.10

38. Recuerdos.

[No muy temprano, no muy tarde. En su niñez (pequeña, no se sabe qué edad específica)]
La niña iba en su pijama entero. Le cubría los brazos (inclusive las manos), las piernas (inclusive los pies), y todo lo demás del cuerpo.
Va hacia el cuarto de sus padres, resbalándose con el suelo liso. Llega y trata de montarse a la cama, no puede, es muy pequeña. Llora. Su padre se le acerca.
“¿Qué pasó, mhija?” subiéndola a la cama.
“No podía subirme a... a la cama” hace pucheros, se arrastra hacia el medio de la cama y se arropa, su padre se acuesta a su lado a ver tele, quedándose dormido, roncando.
La madre sube con el tetero de la pequeña, se lo da y ella empieza a tomar. Se queda dormida, la madre la carga a su cama. Su cama es dura. Muy dura. La arropa y se va a su cuarto.
[En la escuela. Pequeña (cuatro años, tal vez)]
Estaban en clase de matemática y estaban haciendo unos ejercicios.
“Verónica… ¡Psst! ¡Verónica!” susurra la niña.
“¿Qué?” contesta Verónica.
“Déjame ver tu dibujo…” dice.
“No, verás mis respuestas” contesta.
“No, no, no. Te lo prometo” sonrisa falsa.
Se lo muestra y ella pasea la mirada por las respuestas, memorizándolas.
“¡Oh! Qué lindo dibujas” sonríe. Verónica sonríe.
Anota las respuestas en su hoja:
1+1: 2
3+1: 4
5-2=3
[A la mitad de la noche, todos dormían. La pequeña despierta (pequeña, no se sabe qué edad específica)]
Se despierta, otra pesadilla tuvo esta noche. Puede sentir las sábanas mojadas, empieza a llorar silenciosamente. Va al baño y agarra uno de los pañales detrás de la puerta. Va al cuarto de sus padres.
“Mami… mamá… mami, mojé la cama” dice avergonzada.
La madre despierta, da un largo suspiro y se levanta.
Le cambia la ropa y le pone un nuevo pañal. Toca la cama y nota que está mojada. La lleva a su cuarto en brazos y la acuesta en su cama. La pequeña se acurruca al lado del padre, que dormido gruñe y le da la espalda a la hija. La mamá se acuesta. Se quedan dormidas.
[Tarde en la noche, en el carro. Pequeña (debe ser como a los cinco, seis o siete años)]
“Váyanse despertando, ya casi llegamos a la casa” anuncia la madre.
La pequeña, adormilada se enfada. No quiere llegar a la casa, quiere quedarse dormida en el carro.
“¡No! ¡Mami! ¡No! No quiero llegar a la casa ¡no! ¡No!” hace pucheros, llora.
Llegan a la casa y ella llora “Como se nota que tienes sueño” dice la madre, la toma en brazos y la lleva a la casa. La hermana mayor de la pequeña, baja del carro adormilada. El padre carga al hermano mayor y lo lleva en brazos a la casa.
[En la puerta de la casa. Pequeña (de tres a seis años)]
“Papá, papi…” llama la pequeña.
“Dígame, mhija” contesta él.
“¿Cuánto falta para que sea mi cumpleaños?” pregunta, inocente. Ni siquiera sabe qué año es, ni cuantos años cumplirá.
[SLO, California. En la bañera, la niña tiene ocho u nueve años]
La bañera está llena y enjabonada. La niña sentada en la bañera, enjabonándose.
[Venezuela. Casa (la niña, tal vez nueve o diez)]
Estaban viendo televisión la mamá, la hermana y la niña.
Mencionaron la palabra “masturbación”.
La niña pregunta “¿qué es masturbación?”.
La hermana se queda callada, haciéndose la que no escuchó.
La mamá contesta “algo que las niñas no hacen” le da una mirada severa.
[Casa]
Con la señora que trabajaba en la casa.
“Deisy, ¿qué es masturbación?” pregunta la niña.
La muchacha le pregunta “¿dónde escuchaste eso?”.
“En la televisión” inocente, contesta.
“Pregúntale a tu mamá” dice.
“No me quiso decir” contesta.
“Pregúntale a tu papá” dice “ya, déjame ver televisión”.
(Más tarde ese día)
Con el padre, estaban comiendo.
“¿Qué es masturbación, papá?” pregunta la niña.
El padre la mira “pregúntele a su mamá”.
“No me quiso decir” dice la niña.
“Pues, yo tampoco”.
La niña se levanta, furiosa se va a su cuarto, prende la televisión y la ve.
[En la escuela, hablando con Eugenia]
“Mis papás se divorciaron ¿te conté?” dice la niña.
“Vaya… ¿qué pasó?” pregunta.
“Que ya no se quieren, supongo. Mi papá se mudó de la casa” la niña empieza a llorar silenciosamente.
“Ori…” dice Eugenia “no llores… eh… no llores. Tranquila, Ori”.
Llega una maestra y le pregunta “¿Qué pasó? ¿Por qué lloras?”.
“Nada, profe” contesta secándose las lágrimas “nada” sonríe.
[En las escuela, educación física]
Se le levanta un poco la camisa y una niña le dice “Eres muy gorda”.
La niña se voltea, va al baño.
[En la escuela]
“Me caes mal, me piqué contigo. Chao” se aleja la una niña con otra.
Fue el último día que comieron juntas.
[En la escuela]
“Marisela, entonces ¿no voy a hacer nada en el acto?” pregunta.
“No” se ríe, se burla de ella en su mente.
[Casa]
Mira la pantalla de la computadora. Llora.
Relee la conversación de MSN tres veces. Llora.
[Casa]
Está sola en la cocina, comiendo pasta.
El libro que se está leyendo a un lado y está escuchando el iPod.
Piensa en suicidarse.
[En el concierto de “Caramelos de Cianuro”]
Canta “Flor de Fuego” a todo pulmón. Grita.
“Oye, chama” dicen los del frente “¿te quieres venir para adelante? Me estás dejando sordo”.
Salta hacia las gradas de adelante. Sigue cantando.
Su primo atrás con su novia besándose.
Ella no tiene a nadie.
Piensa en suicidarse.
[Casa]
Está acostada en la cama. No puede dormirse.
Empieza a pensar en su vida y todo lo que le ha pasado.
Llora. Su madre entra, le pregunta que por qué llora.
Ella no le hace caso. La madre se va.
Prende la computadora y escribe.
La apaga, la guarda. Se queda dormida.
~
Momentos que recuerdo. No están en orden.

6.9.10

37. Venezuela.

Faltan tres días.
Tres días para largarme de México y volver a mi Venezuela.
No es que te haya odiado, México. Me agradaste mucho, me permitiste ver a mis tíos que ya hace seis o siete años no veía. Me permitiste encuestar a mi primo, visitarlo al hospital, abrazarlos a todos. Abrazar a mi tío, a mi prima y su esposo, mis primos, mi tía y su esposo.
Me agradaste, pero tu ambiente me ahoga y succiona.

Prefiero mi Venezuela. Que aunque es muy peligrosa y su gobierno no es el mejor, la prefiero. La amo a mi Venezuela. Aunque sus calles estén repletas de pobreza y latas. Ver a hombres recogerlas y ponerlas en sus bolsas. A mi Venezuela, no la cambio. Aunque me podrían robar el Blackberry o atracarme en la reja de mi casa. La prefiero. Aquí está mi historia, mis lágrimas y mis gritos. Mi sangre y mis risas. Mis amigas y mi refugio, mi mamá.
Sobre Venezuela escribiré mis canciones y relataré mis libros.

Venezuela, yo te amo, aunque no haya nacido en ti.