15.2.10

4. Felicidad.

Fue un ácido mediodía de Julio el cual la vi por primera vez.
Se aproximaba a mí con su andar gracioso y delicado. Parecía una delicada margarita; flotando por el aire con esencia de canela.
Iba tocando las cabezas de los niños y estos reían como si cosquillas les hiciera.
Al tocar las cabezas de los adultos provocaba un delicioso escalofrío en ellos. Y una inmensa sonrisa tomaba lugar en sus caras marcadas de odio y preocupación.
Podía percibir su despreocupado sabor a risas; su infantil olor a sonrisas.
Al llegar a mi encuentro me parpadeó con ojos tiernos. Me observó por unos breves instantes y se abalanzo sobre mí. Se internó en mí.
La felicidad.

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