28.4.10

17. El perro.

Detesto que me traten así.
Me tratan como si fuera pedazos de escombro, no me interesa seguir su estúpido juego, y no tolero que me hablen con aquellas patéticas vocecillas; como si yo fuera alguien discapacitado o algún hediondo bebé.
¡No les voy a seguir más!
¡Cuando me llamen caminaré al lado opuesto!
No me esperaba esto de pequeño.
Pero bueno. Eso es lo que me pasa por ser un perro.

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