21.5.10

22. Divorcio.

Podía ver las hormigas subir por mis brazos y como recorrían mi cuerpo. Un cosquilleo producía su tacto con mi piel. Habían tres, y las tres iban por una parte diferente de mi cuerpo.
Podía ver a mi hermano abrazando a su madre, llorando en su hombro como el niño pequeño que se había convencido de no ser.
Podía ver como mi hermana subía las gastadas escaleras de madera vieja, y ni una vez miró hacia atrás.
Podía ver a mi padre. Estaba sentada en su regazo, abrazándole.
Podía ver la Luna, todos estábamos afuera.
-¿Oriana?-preguntó mi padre.
Le miré, dándole a entender que tenía mi atención.
-¿Si me escuchaste?
El árbol de limones de mi patio estaba seco, pronto habría que cortarlo. Ya ni daba limones.
-¿Qué fue lo que dijiste?-le pregunte con voz débil y monótona.
Las nubes en el cielo estaban negras. Iba a llover. Esperaba que la casa se derrumbara.
-Tu madre y yo nos vamos a divorciar.
Esperaba que la casa se inundase. Esperaba ver todas mis pertenencias flotar.
-Eso fue lo que creí escuchar.

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