23.7.10

26. Lágrimas de tristeza por la huída de la felicidad.

“¡Mamá! ¡Mamá!” Gritó mi hijo, corriendo por todo el jardín.

Mirando hacia el cielo, en la mirada tenía un brillo de ingenuidad ¿Qué habrá descubierto hoy que le ha causado ese brillo?

“Mamá, ¡rápido! ¡Se va a ir! ¡Mamáaaaaa!” grita emocionado mi pequeño.

Corro hacia él y lo levanto en brazos. Le miro a los ojos. Noto emoción.

“Te lo perdiste, mamá. Se ha ido” dice desilusionado. Me mira.

“¿Qué se ha ido, mi amor?” le pregunto.

El mira hacia arriba. Yo miro hacia arriba. El cielo despejado y soleado.

“La felicidad, mamá, la felicidad” y lágrimas brotan de sus ojos.

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