19.4.11

87. Un día con una Mariposa.

Ayer pase el día con una amiga. Llamemos a esta amiga Mariposa.

Mariposa está en silla de ruedas. Tuvo un accidente.

Tiene el cerebro inflamado, los músculos montados unos arriba de otros por todo su cuerpo, se hizo un daño irreparable en la columna vertebral, los ligamentos de la mano se le rompieron, al igual que los del pie. Su cuerpo esta raspado, arañado y cicatrizado por todas partes.

Nadie sabe como quedó viva, pero lo importante es que lo está.

Desde que me enteré de que Mariposa había sufrido un accidente estuve pendiente de ella todos estos días.

Trata
ba de consolarla y hacerla feliz. Hablaba con ella y le decí
a que no hiciera mucho esfuerzo.

Un día de estos le dije “Sé que por lo que estas pasando es terrible, y no logro ponerme en tu lugar, pero si logro hacerme la idea de lo duro que todo esto debe ser para ti. Sé que te parecerá molesto que todos te digan que falta poco, que no te preocupes y que todo saldrá bien. Y tú lo único que piensas es que todo esto es un calvario y debes odiar a esas personas. Pero ya verás que un día todo esto terminará. Porque tan solo eres un capullo, que ahora puede parecer no muy bonito, pero un día saldrás y volaras
, Mariposa”.

Me dijo que era su mayor apoyo desde el accidente. Que sus amigas apenas le hablan. “Rojo, tú y mi novio, aparte de mi familia, son los que más han estado presente durante todo esto”.

Ayer quedamos para que fuera a su casa y pasáramos la tarde juntas.

¿La verdad? Estaba extremadamente emocionada. No la veía desde hace tiempo.

Llegar a su casa fue un dilema, ya que ocurrió un accidente cerca, pero lo solucionamos. Me paré en una panadería y le compré dos pares de dulces.

Cuando llegue a su casa su mamá me atendió y hablo con la mía, me dijo que
gracias por hacer que Mariposa sonriera, por estar ahí.

Me despedí de mi mamá y entre a la casa.

Ahí estaba ella, en su silla de ruedas, con un collarín, un yeso en el brazo y estaba sonriendo. Le di un abrazo lo mas cuidadosamente que pude y nos empezamos a reír.

Le entregué los dulces a su madre y me senté
para hablar con ella.

Hablamos de cómo había ocurrido el accidente, de cómo su novio se había lanzado al agua para impulsarla hacia la superficie.

Hablamos de sus visitas al neurocirujano y de su primera rehabilitación esa mañana.

Casi me pongo a llorar cuan
do empezó a contarme como se sentía, de lo aislada y solitaria. Aguanté las lágrimas y la abracé de nuevo. Y luego otra vez. Y otra vez.

Me contó “Rojo, con experiencias como estas uno se da cuenta de quienes son sus verdade
ros amigos y quienes están ahí para ti en las buenas y en las malas. Sé que tú y
yo no somos las mejores amigas, y la verdad es que no hablamos mucho porque yo siempre me junto con otro grupo de gente. Pero has estado aquí para mí, y eso cuenta para mí como una amiga. Y en verdad agradezco saber quiénes están aquí para mi, mis amigas ni siquiera me han llamado o se han interesado sobre como estoy, tan solo me mandan mensajes de ‘Recupérate pronto, te tengo que contar que ha pasado con Fulano’. Mi novio es el otro aparte de ti que ha estado aquí para mi, prácticamente vive en mi casa. Me manda flores todos los días, me ha regalado peluches y chocolates. Lo amo. Ya no quiero hablar más de esto”.

Y nos pusimos a ver película
s.

Vimos “mi villano favorito”, una película que a ella le encanta.

Jamás la había visto y me pareció
muy tierna. Casi que lloro. Maldita debilidad mía.

Al terminar la película nos pusimos a
recordar las partes que más nos gustaron y nos reíamos de las cosas más estúpidas que puede haber.

Fuimos a la cocina a buscar comida y me dijo “Observa, me he vuelto una profesional con este procedimiento de entrar a la cocina”. Se puso en reversa y empezó a calcular como podía entrar, rayó la pared y golpeó la puerta. Nos estábamos muriendo de risa.

Pusimos otra película “Hér
cules”. Ella se sentó en el piso y me dijo que lo hiciera ta
mbién.

Nos tomamos fotos y nos nombramos como los ayudan
tes del tipo malo. Ella era Pena y yo Pánico.

Terminó la película y su madre llegó, n
os pusimos a hablar las tres, reímos mucho y luego mi mamá llamo que ya estaba afuera.

No quería dejarla, pero tuve que hacerlo. La abracé y le di un beso. Me marche y hablé con ella por SMS.

Al final llegue a mi casa y me puse ropa mas cómoda y ella me pidió que por favor repitiéramos este día.

Sinceramente no hay nada que me hubiera hecho más feliz que hacerla feliz a ella y hacerl
a reír, porque lo que le espera no será fácil
y siempre estaré a su lado.



Te quiero, Mariposa, saldremos de esto y volaremos.
















No comments:

Post a Comment